Nací en un hogar católico como la gran mayoría de personas que he conocido, por tanto tuve una formación católica. Fui bautizado y enseñado a rezar, por tanto durante las noches, hablaba -sin respuesta alguna- con aquel que llamaba dios. Después de un "Padre nuestro" y un "Ángel de la guardia" le pedía que cuidara de mi familia, amigos y un servidor, mayormente salud, pero antes de llegar a mí pedía primero por los niños en las calles, pedí por la gente que sufría de hambre en el mundo, pero en especial por la gente de África, pedía por esos niños que eran golpeados por sus papás, etcétera -era un niño bondadoso- "¿por qué no pasa nada? ¿no estoy pidiendo lo suficientemente fuerte?
Hablamos de un niño de siete años, más o menos, que quería paz en este mundo. No sé cuántos niños pasaron por lo que yo pasé, y es que me creía el salvador de todos, un ángel mandado por dios, aquel que detendría los misiles con una sola mano y lograría ver a George Bush abrazando a Bin Laden, era un niño que calló en la locura. Ahora me preocupo, pues me plantaba a mí mismo recuerdos de haber estado junto a dios, de haber hablado con él, pues mis padres decían que él me había dado la vida y que me había mandado, dando esto por hecho solo necesitaba llenar el porqué.
Pasaría el tiempo y a la edad de doce uno de mis tíos calló en cama, estuvo grave y a punto de morir, las probabilidades de vivir eran escasas... aquí es la parte en la que él muere y yo dejo de creer en dios... ¡PUES NO! Mi tío logra salir vivo -hasta la fecha sigue entre nosotros- y fue entonces cuando agradecí tal hecho, pues las cosas se habían dado como un "milagro". Todo ese proceso fue en exceso doloroso para mí, me dejó muchas dudas. ¿Por qué él? ¿Qué tenía de especial para ser salvado? ¿Por qué él si vivía solo y no alguien más del hospital que tenía familia? Pasó el tiempo y quedaban las dudas.
En primaria tuve un gran amigo, el cual fue mi mejor amigo hasta la secundaria. A la edad de siete no entendía porqué los demás lo veían raro, por tanto me acerqué al chico nuevo y se lo pregunté... su respuesta fue incoherente para un niño "es que soy cristiano" y yo le respondí "¿y eres malo?", el me dijo que no y le creí, pero antes de sentir amistad por él le conté a mi mamá lo que sucedía, me dijo que no era malo, que los demás niños se habían comportado mal, y es que yo sabía que existían conflictos con aquellos que no eran católicos, la mayoría de gente que frecuentaba era -y es- católica, los cuales se expresaban mal de otras religiones, como molestos o necios, pero el tiempo pasó y me hice amigo de él. Una historia para después contar, siguió con su cristianismo, yo mi ateísmo y después leí un comentario hecho por él en facebook "Es que él (refiriéndose a mí) es un maldito ateo" ¡Oh! dulces ironías! Continuemos...
Más adelante en la primaria me enteré que uno de mis vecinos y compañero de escuela, un año menor, era testigo de Jehová. Era un niño ignorante y es que había escuchado de todos lados, que los peores eran los testigos de Jehová, por tanto los consideraba aliados del mismo diablo ¡Oh mi estúpida niñez! Por tanto le pregunté a este vecino -que por cierto, no me caía bien, tampoco fue la mejor referencia- cómo rendían culto a su dios, si se persignaban y cómo le hacían, a lo cual estúpida y burlonamente le dije que dibujaban, con el movimiento de su mano, en lugar de una cruz, la cara del diablo. El vecino me dijo "algo así... no sí, así es" lo cual me confundió, pues era broma y él me había dicho que sí, decidí ignorarlo, pues me di cuenta que ni él sabía.
En secundaria las cosas empezaban a cambiar, yo me acercaba más a la adolescencia, lo cual me traían más preguntas que respuestas. En esta etapa muchos descubrimos nuestra sexualidad y por ende muchos compañeros se descubrieron homosexuales -de lo cual a mí no me preocupaba- pero la forma en la cual lo hacían se me hacía preocupante, pues se escondían y "jugaban" a ser heterosexuales. Para entonces las personas buscaban su personalidad, una identidad, entre ellos los conservadores, que decían que la palabra de dios iba en contra de la voluntad de mis compañeros homosexuales, o peor aún, que la voluntad de mis compañeros iba en contra de dios. Surgieron más dudas... ¿por qué estaba mal? ¿qué le quitaba qué a quién? ¿Por qué si dios era omnipotente no los desaparecía y ya -total, ya lo había hecho varias veces eso de enfurecer y matar a tantos-? Las dudas jamás se resolvieron, JAMÁS...
Comencé a blasfemar con burlas, chistes, cuestionar los cantos y "la ira de dios" jamás me hizo nada... Todavía, para entonces, quería hacer mi primera comunión, pues todos hablaban de eso como algo increíble -de lo cual después hablaré- pero por alguna razón jamás se dio y no tengo el cuerpo de dios dentro de MI cuerpo -seguro que duele... solo piénsenlo, él es omnipresente.
¡Oh! Omnipresente, algo que también me dio vueltas por la cabeza, además de que empecé a considerar a dios como un pervertido, me preguntaba por qué rayos me debía quitar la gorra a la hora de comer, siempre me dijeron "dios está en la mesa y no te puede ver al rostro" WTF? Desde entonces me dije "¿No que era omnipresente? ¿Por qué no me ve desde abajo de la mesa y me deja comer con mi gorra? Además... ¿Para qué quiere verme comer? No es como si le fuera a dar..." -¿Qué les puedo decir? Era un niño "raro".
Pasó el tiempo y con ello llegarían blasfemias, tras blasfemias, además de cosas que muchos verían como pecados, y el niño, a punto de ser un joven no estaba seguro de que las cosas fueran como decía la gente que iba a la iglesia. Los veía pecar al máximo, adulterio, asesinatos, y todas esas cosas que se hacían a menudo pero podían ser solucionadas al hablar con un viejo violador de niños, que te pedía ponerte de rodillas y decir unas palabras mágicas con toda la fuerza de tu corazón, que además de hacerte perder el tiempo, te hacía limpiar tus pecados y ya, ¡Y YA! ¿Eso era todo? ¿Ya estaba libre? Algo estaba mal con la iglesia...
En el último año de secundaria no me consideraba seguidor de una iglesia, mucho menos de la católica, era más del típico "Creo en dios, pero no en la iglesia, porque la iglesia es horrible y dios es amor". A la edad de 15 ya era una persona alejada de la iglesia, pero con muchas dudas respecto a dios. Para fortuna mía me veía obligado a conocer a gente nueva al entrar a una escuela dedicada únicamente a la preparatoria, por tanto todos eramos desconocidos, pero las piezas caerían poco a poco y ¡oh mama mía! conocí a aquellos que estaban igual que yo, a excepción de uno que era ateo, no entendíamos por qué las cosas debían ser buenas o malas. Después me volví agnóstico y sabía -o me hacía creer- que las cosas se habían puesto ahí, que tal vez no un dios, pero algo... ¿por qué? ¿para qué? algo... algo...
Todavía a la edad de los 18 sentía que "algo" movía los hilos, que la realidad era muy compleja como para decir "no hay nada" que nos faltaba una ficha sin conocer, pero... hasta hace un año las cosas se fueron al carajo. Conocía a alguien que juraba y perjuraba que habían fantasmas en una casa, por ello debía ser "limpiada", las cosas mágicas y eso. No dudé en su momento, pues me había convencido de que así eran las cosas... toda la cosa linda se perdió cuando me ofrecí a visitar la casa el día en que se llevara a cabo la limpia, pues quería contactar con esas cosas -ya sabes, alguien que creía un poco en eso quería probar POR PRIMERA VEZ una fuerza mayor que la de uno podía ejercer, enfrentarse-. La respuesta fue NO, esta respuesta no fue la razón de mi ateísmo sino la punta del iceberg, el punto fue el cómo me lo dijeron. Me intentaron convencer -dar miedo hasta las entrañas- de que esas cosas eran terribles y que habían enfrentado casos horribles al respecto, posesiones, cosas aventadas sin ninguna explicación, dieron por hecho que me estaba burlando de la situación y que a pesar de que dije varias veces que era en serio, me dijeron que era una persona testadura, creída e ingenua. Más cosas pasaron y se fue descubriendo el asunto. Pasaron cuatro meses, incluso más, para que estas personas lograran "eliminar a ese ser" pues la cosa estaba "fuerte", decía la vieja bruja, pero curiosamente ellos se dedicaron a vivir ahí, día y noche, se volvió su casa, sin renta, incluso sin pagar alimentos, vivieron como parásitos para la dueña de esa casa -la cual, obviamente, creía en lo que estos rateros descarados le decían- y peor aún, se llegaron a desaparecer cosas de la recién nacida... ¿no suena raro? Después de que VARIOS padres, de la religión católica -de los cuales creo se cuentan con una sola mano en el estado de Puebla- dedicados a exorcizar hayan hecho su trabajo y pidieron su buen dinero, y que estaba bruja varias veces "limpió" la casa, las cosas seguían igual. Cuatro pinches meses, eso bastó para que "esa cosa" dijera "al carajo, me aburrí de casa, me largo pa' otro lado". Eran tres los mantenidos por una persona que le creía fervientemente...
Fue entonces que me dije:
No existe nada sobrenatural, superior o extraordinario, todo lo que salga fuera de la razón es solo una construcción a partir de la realidad, y es que el hombre demuestra ser hombre al imaginar cosas que no debería. La mente no conoce limites.
Nació, perdón, me reivindiqué como un ateo, nací así y así me moriré, y es que no existen pruebas, más que cuestiones de fe, como para demostrar que existe un dios y que todas las demás culturas estaban equivocadas, hasta que no se pruebe y las respuestas no sean "es así, porque es así" no existe dios.